Amamos la forma en que Jesús cuidó de los pobres y oprimidos, mostrándonos cómo escuchar a los niños, niñas y cuidar de las viudas y los huérfanos.
Cuando es posible, nos asociamos con las iglesias locales, equipándolas para satisfacer las necesidades de la comunidad.
Como organización cristiana, servimos a TODAS las personas, sin importar su raza, religión, etnia o credo.
Tenemos el privilegio de ser bienvenidos en muchas comunidades donde el cristianismo es una fe minoritaria - o apenas presente.
De acuerdo con el Código de Conducta de la Cruz Roja, nunca hacemos proselitismo ni exigimos una profesión de fe a cambio de servicios.
Nuestra esperanza es reflejar el amor incondicional y transformador de Jesús en formas culturalmente apropiadas.