El pasado 20 de septiembre, líderes cristianos, pastores y educadores se reunieron en Experiencia LED – Honduras para reflexionar sobre el papel de la Iglesia en la transformación social y espiritual del país.

El evento dejó una convicción profunda: la fe no se hereda, se cultiva. En medio de contextos donde la niñez enfrenta desafíos como la violencia, la pobreza o la desintegración familiar, las iglesias están llamadas a ser espacios donde el amor de Dios se viva, se enseñe y se comparta.

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Desde World Vision Honduras, esta visión se encarna en el Proyecto de Discipulado Cristiano, una iniciativa que busca que cada niño y niña experimente el amor de Dios y crezca en una fe viva y activa. A través del trabajo con iglesias, familias y centros educativos, el proyecto promueve relaciones sanas, así como valores de paz y esperanza en las nuevas generaciones.

“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”
(Proverbios 22:6)

Más de 190,000 personas ya han participado en el Discipulado Cristiano en Centroamérica, y Honduras es una de las naciones donde esta luz de transformación sigue creciendo.

La fe se nutre en comunidad. La esperanza florece cuando una iglesia decide discipular con amor.

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